INSULA

Valle en escena
Número 712. Marzo 06

 
 

Luciano García Lorenzo / Valle en escena


 

La bibliografía sobre la obra de Valle-Inclán, y especialmente sobre su teatro, es enorme. En las últimas décadas ha sido uno de los cuatro o cinco escritores españoles más estudiados y en el hispanismo internacional los libros y los artículos se completan con números especiales de revistas y Actas de los Congresos que regularmente se celebran. Acudir a esa Bibliografía es fácil para cualquier estudioso o interesado en la producción de don Ramón y la Cátedra Valle-Inclán es uno de los magníficos testimonios de todo lo que se ha venido realizando en las últimas décadas.

Pero si Valle ha sido y es bien atendido literariamente, no lo ha sido tanto a la hora de prestar atención a sus puestas en escena. Este número monográfico quiere llenar, en una pequeña parte, esa limitación con una serie de trabajos que se detienen en algunos de los numerosísimos montajes que se han llevado a cabo en los últimos cincuenta años.

Margarita Santos Zas analiza en su artículo el estreno de Luces de bohemia, que tuvo lugar en París el 21 de marzo de 1963 por la Compañía Barrault-Renaud. La profesora Santos ofrece las circunstancias del estreno, de la traducción y de la edición de la obra, la recepción por parte de la crítica y también, sirviéndose de la documentación que se guarda en el Ministerio de Asuntos Exteriores español, el preocupado seguimiento que de este montaje llevaron a cabo las autoridades españolas. Como ocurrirá con otros trabajos posteriores, las implicaciones políticas, con el texto de Valle como centro, son muy explícitas.

Un carácter de valioso testimonio personal tienen los trabajos de Juan Antonio Hormigón y Eduardo Alonso. El primero, quizás la persona que más acentuadamente y desde muy pronto se ha dedicado a Valle, tanto desde la escena como desde el estudio de su teatro y la recuperación de materiales en torno a don Ramón, expone los acontecimientos y consecuencias —sobre todo de carácter político— que rodearon su montaje, en 1964 con el TEU de Zaragoza, de Las galas del difunto y La hija del capitán. Eduardo Alonso, por su parte, se detiene en el espectáculo Valle-Inclán 98, que se llevó a cabo ese año por el Centro Dramático Galego (CDG) y especialmente en su montaje de El embrujado. Los otros textos llevados a escena fueron Ligazón, en versión de José Martins, y La cabeza del Bautista, bajo la dirección de Helena Pimenta.

César Oliva, catedrático y director de escena, escribe sobre la puesta en escena de Divinas palabras, que José Tamayo montara en 1961 en el Teatro Bellas Artes de Madrid, como también en la reposición que este director realizó en el mismo local en 1986 y en la tercera versión que Tamayo ofreciera en 1998 y otra vez en el Bellas Artes. El profesor Oliva recuerda también los montajes de Tamayo sobre Luces de bohemia en 1970 y a finales de los noventa, de Tirano Banderas en 1974 y de Los cuernos de don Friolera en 1976. Las opiniones del profesor Oliva son, en general, poco favorables para estos montajes, no sin subrayar aspectos concretos y, por lo que se refiere a la primera versión de Divinas palabras, el camino que se abrió aquel año para la recuperación de Valle en los escenarios.

Uno de los montajes de Valle que ha tenido más trascendencia en la historia de la puesta en escena de sus obras fue el que llevó a cabo José Luis Alonso Mañes en 1967. Este admirable director acertó plenamente con las tres obras que eligió: La cabeza del Bautista, La enamorada del rey [sic] y La rosa de papel. A este montaje dedica cumplida atención Eduardo Pérez Rasilla.

Si hubiera que elegir entre los acontecimientos más importantes que han sucedido en el mundo de la escena de los últimos tiempos, uno de ellos sería la labor de formación y puesta en escena que ha llevado a cabo el Teatro de la Abadía, dirigido por José Luis Gómez. La actividad escénica de esta institución se abrió, precisamente, con un montaje de Valle —Retablo de la lujuria, la avaricia y la muerte [sic]— dirigido por Gómez y en él se detiene Emilio Peral Vega analizando los diferentes componentes del espectáculo, desde el texto hasta la escenografía, desde la interpretación a la luminotecnia...

Se cierra cronológicamente este número de Ínsula con un extenso artículo de Jesús Rubio Jiménez en torno a los montajes que sobre obras de Valle ha hecho Ángel Facio y, sobre todo, a su Romance de lobos, presentado en el Teatro Español de Madrid en 2005. Las reflexiones del profesor Rubio son, estimamos, buen compendio de las muchas que hay en el resto de los artículos de este número y que testimonian tanto el valor de los textos de don Ramón como las dificultades para ofrecerlos en escena.

En esas dificultades, en la recepción del montaje y en las circunstancias políticas que enmarcaron el montaje de Luces de bohemia por el Centro Dramático Nacional (1984) y teniendo como responsable del mismo a Lluís Pasqual, se centra también mi contribución a este número.

En fin, hemos querido completar esta presencia de Valle en los escenarios con un artículo que ofrece lo que ha sido la relación de Valle y su obra con el cine español y latinoamericano.

El profesor Cánovas, entre otras cosas, se detiene en los largometrajes, pero también dándonos los materiales básicos de las adaptaciones para televisión y los programas dedicados a Valle en la pequeña pantalla.

L. G. L.— C.S.I.C., MADRID

 
 
 
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