INSULA Cervantes, aquí y ahora. Número 697-698. Enero 05
 
 

Enrique GARCÍA SANTO-TOMÁS / Cervantes, aquí y ahora

 



Cervantismos en diálogo

Tal y como ocurrió en el año 2000 con Calderón de la Barca, el 2005 será recordado como un año cervantino, en el que la primera parte de Don Quijote (1605), homenajeada de honor y anfitriona del festejo, convocará, al menos, una certeza y una incertidumbre: segura parece que será la existencia de congresos, exposiciones, ediciones conmemorativas o adaptaciones teatrales (y creo que por mucho que sean los medios y el dinero invertido en este Quijote del nuevo milenio, nunca será suficiente); incierto será, sin embargo, el hecho de que esta novela-patrimonio, que con toda seguridad volverá a repoblar estanterías en todos los rincones del planeta, se lea. Dejando a un lado coyunturas de tipo socio-estéticas (la reducción Cervantes/Quijote, acompañada en ocasiones también de una chocante identificación entre uno y otro, por ejemplo), sociológicas (los cada vez más precarios hábitos de lectura allí donde se indague) y políticas (el hecho de que Don Quijote será más medio que fin en muchos de estos homenajes), quiero pensar en que existen razones para el optimismo y que no todo quedará reducido a pura ceremonia o al fetiche de la compra de un nuevo Cervantes. Si el año no logra proveer frutos visibles, al menos que sirva como catalizador de iniciativas futuras.
La más importante de todas ellas, evidentemente, sigue siendo la de la lectura. Desde el lado americano, hablar de «aquí y ahora» (2000-2005) (1) es hablar de la incorporación de nuevos lectores que accedan a Cervantes en español o en cualquiera de sus lenguas de uso y que hagan de estos textos sus textos, para poder así dialogar en el tiempo y en el espacio con otros interlocutores. La tarea de los «cervantismos americanos» es, por tanto, la de rescatar y diseminar un Cervantes que, más allá de —pero no sin— su universal Don Quijote, sea relevante en este nuevo cambio de siglo. Atrás queda, evidentemente, una riquísima tradición crítica que, desde el seminal estudio El pensamiento de Cervantes (1925) de Américo Castro (cervantista, a fin de cuentas, tan español como americano), enriqueció el siglo XX con las semillas de lo que hoy es un espacio crítico plural y saludable. Pero esta buena salud, al menos desde el ámbito universitario, no se sostiene a través de un criterio de abundancia, ya que el haber mucho de todo (y pienso, sobre todo, en congresos y publicaciones) acusa más un desarreglo que una armonía; mejor sería, en muchos casos, menos y mejor. Por ello se puede observar, con no poca desazón, cómo de la desorbitada bibliografía existente sobre Cervantes (mal mayor, en mi opinión) es en gran manera responsable el hispanismo norteamericano.

No obstante, si algo ha acreditado al cervantismo último en Estados Unidos (2), es un muy positivo auto-cuestionamiento a modo de periódica puesta a punto, una suerte de meta-crítica que, por desgracia, no se ha dado tanto en España. La antología editada por Anne J. Cruz y Carroll B. Johnson, Cervantes and His Postmodern Constituencies (1999), actúa, así, como paradigma de un cervantismo en diálogo consigo mismo, al tiempo que opera de bisagra entre lo que fue la década de los noventa y los frutos de estos primeros compases del nuevo siglo. El volumen recoge una serie de estudios leídos en un congreso internacional (Colloquies in Conflict: Cervantes and His Postmodern Constituencies) celebrado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) tres años antes, y al que asistieron investigadores de diversos países, dando cuenta de dos asuntos de capital importancia a la hora de emitir un posible diagnóstico del campo: la posibilidad de continuación de estudios cervantinos a la luz de teorías críticas posestructuralistas, y el papel de las diferentes instituciones (con las consabidas diferencias según el país de origen) en el tipo de intervención crítica (3). Fiel a su talante posmoderno, el volumen no buscaba hallar un consenso, una verdad absoluta o un camino a seguir de forma dogmática, sino que más bien daba a conocer cuáles habían sido los debates últimos en torno al papel de Cervantes en la investigación reciente, su situación dentro del hispanismo y de la crítica en España, su relevancia para las comunidades hispanohablantes en Estados Unidos, su disponibilidad como praxis política, o sus afiliaciones con herramientas críticas como el feminismo y el psicoanálisis. Encrucijada de propuestas y diálogos, el libro dejaba ver, acaso entre líneas, que esta buena salud debía mantenerse desde un riguroso cuestionamiento de todos los elementos que, hoy por hoy, conforman estos «cervantismos americanos»: revistas, colecciones, asociaciones, congresos, bases digitales, editoriales, traducciones, escenificaciones y, por supuesto, programas docentes desde los que compartir a Cervantes en las aulas. La lectura del volumen también justificaba una necesaria convivencia de lenguajes ampliamente divulgados —feminismo, psicoanálisis, estudios de género (especialmente queer theory), algunos de ellos en estado embrionario en cuanto a lo que se refiere a los estudios áureos— junto a otros nuevos enfoques más en consonancia con lo que parece ser la orientación general de la crítica literaria: neo-materialismo cultural, teorías del canon, enfoques trasatlánticos, nuevos formalismos e, incluso, un abierto contenido autobiográfico en muchas ocasiones (es decir, una suerte de Cervantes y yo, para solaz o tedio del lector). Es probable que hayan existido otras avenidas de diálogo y que, sin duda alguna, las vaya a haber en los años próximos, pero lo cierto es que este momento de reflexión resultó ser, para quien escribe estas líneas, un apunte de gran utilidad; las preguntas que se formularon en algunos de sus ensayos siguen siendo hoy, casi una década después de haber sido concebidas, de gran actualidad, y los asuntos propuestos por algunos de sus interlocutores (pienso, por ejemplo, en el ensayo del hispanista inglés Anthony J. Close) resuenan con fuerza más allá del microcosmos cervantista.

Dicho volumen ofreció además un vario catálogo de trabajos por parte de investigadores de diferentes generaciones, cuyas aportaciones críticas han continuado en el tiempo. La bibliografía de estos últimos años, por consiguiente, ha deparado estudios a cargo de hispanistas norteamericanos trabajando en Estados Unidos, europeos y latinoamericanos formados allí que dan a conocer su investigación en prensas americanas o mexicanas, o de norteamericanos que publican en España. Estos últimos cinco años han atestiguado, por otra parte, la publicación de análisis de naturaleza varia, dando cuenta de una diversidad que cuestiona de forma rotunda la noción tristemente extendida de que la crítica norteamericana se mueve por obsesiones puntuales y efímeras; la selección de libros que a continuación presento da cuenta, por ello, de tendencias que van desde la filología y exhumación documental hasta la más actualizada de las reflexiones posmodernas a cargo de cervantistas cuyos enfoques metodológicos, en ocasiones situados en polos opuestos, dan lugar a la articulación de un terreno poliédrico muy diferente del, por dar un caso, uniforme paradigma español.

Nuevos enfoques

El fenómeno de la acumulación y transacciones monetarias, y la emergencia o no de un proto-capitalismo imperial visto bajo el prisma cervantino han ocupado las páginas de varios estudios, tales como los de Carroll B. Johnson, Cervantes and the Material World (Urbana, IL, University of Illinois Press, 2000), en donde, desde la lente crítica del materialismo cultural, se estudian las relaciones entre la infraestructura económica y la construcción de la ficción narrativa en una selección de textos cervantinos; el tour de force de David Quint en Cervantes’s Novel of Modern Times: a New Reading of Don Quixote (Princeton, NJ, Princeton University Press, 2003), el cual aboga por una deliberada coherencia textual en Don Quijote a partir de una serie de claustros narrativos y de una modernidad reflejada en el interés por el dinero que emerge en la segunda parte (1615); o, desde una perspectiva que agrupa también otras cuestiones de interés, el del profesor de la Universidad de Wisconsin Steven D. Hutchinson, quien ha analizado en Economía ética en Cervantes (Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2001) las relaciones entre personajes cervantinos en Don Quijote, el Persiles y las Novelas Ejemplares a través de la noción —muy precisa en el título— de «economía ética».

En otros casos, el análisis se ha centrado en las innovaciones formales y temáticas. El lenguaje cervantino ha ocupado las páginas de Diana de Armas Wilson, en el inventario de americanismos y los diferentes «orígenes de la novela» en el contexto europeo que conforman la investigación de su Cervantes, the Novel, and the New World (Oxford, Nueva York, Oxford University Press, 2000), así como de la originalísima indagación textual de Julio Baena en Discordancias Cervantinas (Newark, DE, Juan de la Cuesta, 2003), que analiza y comenta los numerosos errores —algunos nunca examinados antes— que condimentan la producción del manco de Lepanto desde sus implicaciones éticas y estéticas; Charles D. Presberg es autor de Adventures in Paradox: Don Quixote and the Western Tradition (University Park, PA, Pennsylvania State University Press, 2001) y de una serie de estudios sobre el cultivo de la paradoja en España y los diferentes tipos de innovación narrativa llevados a cabo por Cervantes; María Stoopen, por su parte, vuelve sobre asuntos narratológicos en Autores, el texto, los lectores en «El Quijote» de 1605 (México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2002), revisando los conceptos de autor, texto a través de un detallado análisis; el siempre discutido asunto del género literario ha tenido como fruto reciente, por ejemplo, el estudio sobre la hibridez genérica en el Persiles que lleva a cabo María Alberta Sacchetti en Cervantes’ «Los trabajos de Persiles y Sigismunda»: a Study of Genre (Rochester, NY, Tamesis, 2001), el cual da aliento a una reciente inercia crítica en donde este testimonio epigonal se ha reevaluado en sugestivos análisis; destaca, igualmente, el libro de Carolyn A. Nadeau titulado Women of the Prologue: Imitation, Myth, and Magic in Don Quixote I (Lewisburg, Bucknell University Press; London, Associated University Presses, 2002), en el cual se argumenta cómo Cervantes crea su propia teoría de la imitación literaria en el «Prólogo» de Don Quijote (I) y en algunos de sus personajes femeninos. Ganador del James Russell Lowell Prize otorgado por la Asociación de Lenguas Modernas (MLA) en 2003, el libro Cervantes in Algiers: a Captive’s Tale (Nashville, TN, Vanderbilt University Press, 2002; versión española en Gredos, 2005), de María Antonia Garcés, analiza el período de cautividad en Argel vivido por el autor alcalaíno desde diferentes perspectivas (biografía, política, psicoanálisis). Y, desde un ángulo crítico radicalmente distinto, tres apuntes son de obligada mención por su excelente labor editora: por un lado, fundamental resulta el trabajo de Krzysztof Sliwa en los más de mil seiscientos documentos ordenados cronológicamente que conforman Documentos cervantinos: nueva recopilación, lista e índices (Nueva York, Peter Lang, 2000), junto al estudio El licenciado Juan de Cervantes: efemérides del licenciado Juan de Cervantes; documentos y datos para una biografía del abuelo paterno del autor del Quijote (Kassel, Reichenberger, 2001), en cuanto a lo inédito de algunos de ellos (en esta última editorial, y del mismo autor, saldrá la Vida de Miguel de Cervantes en el 2005); por otro, importante me parece también la edición del «Entremés de los romances» a cargo de Geoffrey Stagg y Daniel Eisenberg, aparecida en la revista Cervantes, núm. 22. 2 (2002), pp. 129-174. Siguiendo este recuento bibliográfico, es de celebrar también la traducción de algunos textos fundamentales de y sobre Cervantes, pero de lamentar que sólo sean al inglés y que apenas vayan más allá del Quijote (el canadiense francófono, por ejemplo, tiene poco donde elegir). Evelyn Rugg y Diego Martín se encargan de la traducción del gran aporte cervantista de José Ortega y Gasset, ahora editado como Meditations on Quixote (Urbana, IL, University of Illinois Press, 2000). Reestrenos de gala de la obra maestra cervantina en la que han colaborado cervantistas americanos son The Ingenious Hidalgo Don Quixote de la Mancha, traducido por John Rutherford, con «Introducción» de Roberto González Echevarría (Nueva York: Penguin, 2001); en la casa Signet, en traducción de Walter Starkie y con «Introducción» de Edward H. Friedman (2001); y, quizá la que ha gozado de más éxito, Don Quixote, traducido por Edith Grossman (Nueva York, Ecco, 2003), de la cual ha escrito otro cervantista americano de lujo, el novelista Carlos Fuentes, que se trata de un «major literary achievement» (4). Se ha reeditado, además, la famosa traducción de Tobias Smollett (1755), The History and Adventures of the Renowned Don Quixote, en tres ocasiones: por la University of Georgia Press (2003), con «Introducción» de Martin C. Battestin y O. M. Brack, Jr.; en la colección de «Barnes & Noble Classics» (2004), con «Introducción» y notas de Carole Slade; y por la editorial Random House (2004), con «Introducción» de Carlos Fuentes y notas de Stephanie Kirk. Y muy útil resulta, especialmente para el docente, el volumen con aparato crítico en inglés El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha preparado por Tom Lathrop (Newark, DE, Juan de la Cuesta, 2000; 1.ª edición de 1999), al que se añade la versión Don Quijote de la Mancha de la editorial Longseller (2004). Sin embargo, faltan todavía ediciones y traducciones actualizadas de las Novelas ejemplares, el Persiles e, incluso, de su teatro; las primeras tan sólo se editan en selecciones de tres o cuatro para un mayor acceso de venta (5), mientras que su teatro sigue sin poder competir con la popularidad de otras piezas como Fuenteovejuna o La fianza satisfecha, de las que sí existen versiones recientes en traducción.

Parte del cervantismo último ha aparecido en tesis doctorales, ensayos y artículos-reseña, cuyo listado —incluso de los más significativos— resultaría una tarea imposible en estas páginas. Sin embargo, una buena manera de tomarle el pulso a la disciplina es el cotejo de alguno de los volúmenes conjuntos más recientes, tales como el editado por Francisco La Rubia Prado, Cervantes for the 21st Century / Cervantes para el siglo XXI: Studies in Honor of Edward Dudley (Newark, DE, Juan de la Cuesta, 2000); o el más abiertamente pedagógico de Anthony J. Cascardi, The Cambridge Companion to Cervantes (Cambridge, Nueva York, Cambridge University Press, 2002), muy bien actualizado y de fácil manejo incluso para un lector primerizo. Desde un ángulo crítico diferente, han escrito sobre Cervantes, entre otros, Robert Ter Horst en The Fortunes of the Novel: a Study in the Transposition of a Genre (Nueva York, Peter Lang, 2003); del profesor Alberto Porqueras Mayo (University of Illinois Urbana-Champaign) es la interesante miscelánea Estudios sobre Cervantes y la Edad de Oro (Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2003), que agrupa una serie de ensayos aparecidos a lo largo de los años. Marcia L. Welles escribe sobre la novela ejemplar La fuerza de la sangre en Persephone’s Girdle: Narratives of Rape in Seventeenth-Century Spanish Literature (Nashville, TN, Vanderbilt University Press, 2000); Barbara Simerka hace lo propio con La Numancia en Discourses of Empire: Counter-Epic Literature in Early Modern Spain (University Park, PA, Pennsylvania State University Press, 2003); Hilaire Kallendorf, en su fascinante Exorcism and Its Texts: Subjectivity in Early Modern Literature of England and Spain (Toronto, University of Toronto Press, 2003), y Montserrat Ginés, que en The Southern Inheritors of Don Quixote (Baton Rouge, Louisiana State University Press, 2000) analiza el impacto de Cervantes en autores como Twain, Cabell, Faulkner, Welty y Percy. Debe añadirse a este recuento el superventas Harold Bloom, quien en su Genius: a Mosaic of One Hundred Exemplary Creative Minds (Nueva York, Warner Books, 2002) vuelve de nuevo a rendir homenaje al autor de Don Quijote (se anuncia también la publicación de un monográfico en la serie «Bloom’s Modern Critical Views»).

No deben olvidarse, por último, algunos proyectos misceláneos que resultan de gran utilidad tanto para el lector especializado como para el docente (en muchos casos también lector especializado); tales son, por ejemplo, la primera enciclopedia cervantina en inglés, The Cervantes Encyclopedia (Westport, CT, Greenwood Press, 2004, 2 vols.), a cargo de Howard Mancing; o el Don Quijote Dictionary compilado por Tom Lathrop (Newark, DE, Juan de la Cuesta. European Masterpieces, 2001; 1.ª edición de 1999). Trabajos de interés contienen también las actas a cargo de Kerry Wilks y Francisco Caudet, Estas primicias del ingenio. Jóvenes Cervantistas en Chicago. Symposium (2002) (Madrid, Castalia, 2003), que dan cuenta de una nueva generación de jóvenes investigadores, entre los que destacan Rogelio Miñana y su estudio La verosimilitud en el Siglo de Oro: Cervantes y la novela corta (Newark, DE, Juan de la Cuesta, 2002); Barbara Fuchs, autora de Passing for Spain: Cervantes and the Fictions of Identity (Urbana, IL, University of Illinois Press, 2003), o David R. Castillo, quien en (A)wry Views: Anamorphosis, Cervantes, and the Early Picaresque (West Lafayette, IN, Purdue University Press, 2001) escribe sobre el tema del perspectivismo y la estética de la anamorfosis en Cervantes y en textos como La pícara Justina, el Guzmán de Alfarache o el Lazarillo de Tormes.

Conclusiones

Pueden sacarse, por tanto, una serie de conclusiones provisionales sobre lo que no deja de ser un período muy breve de años reseñados. Si consideramos —aunque no sea el objetivo de este trabajo— las aportaciones de hispanistas europeos en este último lustro (Anthony J. Close, Giuseppe Grilli, Jean-Marc Pelorson, Heinz-Peter Endress, Maria Caterina Ruta, Maria Rosaria Alfani, Hans-Jörg Neuschäfer, Jean Canavaggio), el panorama de estudios cervantinos resulta ser mucho más rico en el extranjero que en España, en donde han predominado más las ediciones críticas que las monografías. En cuanto al legado cervantino, el interés de los últimos quince años por el Persiles —a la luz, por ejemplo, de teorías poscoloniales, neohistoricistas o de género— ha sido tan evidente como la falta de monografías sobre La Galatea, cuyo testimonio más visible en este último lustro ha venido del español José Manuel Trabado Cabado (6). Han sido también escasos los avances en materia biográfica que modifiquen lo ya escrito por Jean Canavaggio: de la biografía de llegada desde Inglaterra de Donald P. McGrory, No Ordinary Man: The Life and Times of Miguel de Cervantes (Londres, Peter Owen, 2002), ha escrito Anthony J. Close que «it adds nothing significantly new to what is already known» (7); y apenas ha recibido atención crítica reciente un texto como Viaje del Parnaso (si bien el profesor Julio Vélez-Sáinz, de la Universidad de Massachussets en Amherst, prepara un libro sobre el tema de los parnasos literarios) (8). Uno echa de menos también, por ejemplo, estudios sobre historia intelectual de la recepción de Cervantes en su posteridad, sobre el papel que Don Quijote tuvo en la articulación de proyectos nacionales, historias literarias o formaciones sociales; lo que la crítica anglosajona acuñaría como the making of Cervantes (en el contexto particular que sea), estudio sin duda de enorme aliento intelectual y no menos destreza crítica, queda aún por hacer. Creo que esta resulta ser la parcela más importante de los estudios cervantinos por cubrir, teniendo en cuenta, además, la penosa saturación de análisis que repiten lo ya dicho sobre los textos de siempre. Queda claro, en cualquier caso, que el autor de lengua hispana con mayor capital económico para las editoriales y prensas universitarias en Estados Unidos y Canadá es —incluso por encima de Neruda, Borges, Lorca y García Márquez— Cervantes. Un recuento a vuelapluma depara una asombrosa realidad, en cuanto al paradigma norteamericano se refiere: es mayor, hoy en día, el número de publicaciones dedicadas a Cervantes que el de todos los autores españoles juntos. El periódico El País publicó un artículo el 8 de mayo de 2002 («La mejor novela de la historia») en el que señalaba que «cien grandes autores» —Rushdie, Kundera, Naipul, Gordimer…— coronaban Don Quijote en una encuesta del Instituto Nobel. Y lo cierto es que su enorme proyección se ha mantenido con gran dinamismo: más allá del mundo editorial, no menos importante ha sido la pervivencia del teatro cervantino en los diferentes festivales, entre los que destaca en Estados Unidos el Siglo de Oro Drama Festival celebrado cada año en el Chamizal National Memorial (los espectadores de la edición de 2004 pudieron disfrutar, por ejemplo, del montaje titulado «El vuelo de Don Quijote», a cargo de la compañía Teatro Avante, de Miami). Parte seminal de los cervantismos americanos son la ya consolidada Cervantes Society of America (http://www.h-net.org/~cervantes/csapage.htm) y la revista Cervantes, así como la editorial Juan de la Cuesta (http://www.juandelacuesta.com), gracias a la cual han visto luz muchos proyectos en un panorama editorial nada benévolo con el tema hispánico. No obstante, un nuevo formato de acceso parece haber revolucionado la recepción del alcalaíno en la aldea global: si algo ha disfrutado de una eclosión sin precedentes en los estudios cervantinos, ha sido su difusión en la web, verdadero terreno donde parecen librarse algunas de las batallas más interesantes, y fuente de datos indispensable no sólo para el estudiante norteamericano que encara sus primeros proyectos universitarios, sino incluso para el crítico más avezado. El Cervantes digital es, hoy por hoy, tan importante como el impreso (con muy buen criterio, Anthony J. Cascardi incluye ya, en su Cambridge Companion to Cervantes, un apéndice con fuentes electrónicas); no en vano, la disponibilidad de formatos bella y atractivamente diseñados, a los que en muchos casos se añaden los contenidos bien ordenados y de fácil manejo, hacen merecedor a este nuevo universo de un lugar de privilegio. Van surgiendo, además, nuevos foros de debate que tienen lugar exclusivamente en un espacio, el digital, donde ya existen revistas (e-journals) consolidadas en el ámbito hispánico. Se puede afirmar, sin causar rubor, que buscadores como Google —¡y quién iba a pensar que este término acabaría siendo insertado en un artículo de esta naturaleza!— hacen hoy por Cervantes más que muchas bibliotecas, especialmente para el universitario norteamericano; es por ello que, en este momento histórico saturado de tecnología, un buen investigador debe saber navegar por estas nuevas aguas con tanta destreza como lo haría en la sala de raros de cualquier biblioteca. Es este, en consecuencia, un territorio en permanente evolución. Si bien es cierto que todo el que ama la literatura en español tiene algo de cervantista, he querido seguir un criterio selectivo que ofrezca, además, una cierta diversidad en cuanto a orígenes y enfoques; el presente ejemplar, por tanto, reúne a un selecto grupo de cervantistas con el fin de dar a conocer algunas de las líneas de investigación más interesantes de los últimos años y de seguir manteniendo este diálogo transatlántico que tanto nos favorece a todos.

E. G. S.-T.—UNIVERSITY OF MICHIGAN

NOTAS

(1) Debido al gran número de trabajos publicados en las últimas décadas, me atengo tan sólo a los últimos años como indicativos de lo que es la crítica de este nuevo siglo. Un largo recuento bibliográfico de alcance más ambicioso queda recogido por Jorge H. Valdivieso y L. Teresa Valdivieso, «Acotaciones bibliográficas a los estudios cervantinos realizados en los Estados Unidos durante las dos últimas décadas del siglo XX». En Antonio Bernat Vistarini (ed.), Volver a Cervantes. Actas del IV Congreso Internacional de la Asociación de cervantistas. Lepanto, 1-8 de Octubre, 2000, Palma de Mallorca, Universitat de les Illes Balears, 2001, vol. I, pp. 237-293.

(2) Se da la triste coyuntura de que el cervantismo canadiense apenas ha dado frutos de interés en los últimos años, siendo Estados Unidos el país en donde mayor concentración de estudios se han dado; favorece, claro está, un mayor número de prensas universitarias y una abrumadora cantidad de departamentos de lenguas desde los que van surgiendo nuevas generaciones de cervantistas. Más discreto resulta también el cervantismo centro y sudamericano por motivos igualmente complejos en los que no entraré aquí.

(3) Cervantes and His Postmodern Constituencies, Nueva York & Londres, Garland, 1999.

(4) Vid. Carlos Fuentes, «Tilt. The errant knight of La Mancha rides again in a new English translation», The New York Times Book Review, domingo, 2 de noviembre de 2003, p. 15.

(5) Vid., por ejemplo, Dialogue of the Dogs, Nueva York, Hesperus Press, 2004.

(6) Vid. José Manuel Trabado Cabado, Poética y pragmática del discurso lírico. El cancionero pastoril de «La Galatea», Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2000.

(7) Vid. en «Is Cervantes Still Joking? All Change After Don Quixote Stepped into The World», Times Literary Supplement, núm. 5.180 (12 de julio de 2002), pp. 3-4; p. 4.

(8) Vid., no obstante, su artículo «El anti-Parnaso: armas, letras y socarronería en el Viaje del Parnaso», en Estas Primicias del Ingenio: Jóvenes Cervantistas en Chicago, ed. de Francisco Caudet y Kerry Wilks, Madrid, Castalia, 2003, pp. 207-229.

 

 
 
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